Los videojuegos tiene su origen en la década
de 1940 cuando, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las potencias
vencedoras construyeron las primeras supercomputadoras programables como el ENIAC,
de 1946. Los primeros intentos por implementar programas de carácter lúdico
(inicialmente programas de ajedrez) no tardaron en aparecer, y se fueron
repitiendo durante las siguientes décadas. Los primeros videojuegos modernos
aparecieron en la década de los 60, y desde entonces el mundo de los
videojuegos no ha cesado de crecer y desarrollarse con el único límite que le
ha impuesto la creatividad de los desarrolladores y la evolución de la
tecnología. En los últimos años, se asiste a una era de progreso tecnológico
dominada por una industria que promueve un modelo de consumo rápido donde las
nuevas superproducciones quedan obsoletas en pocos meses, pero donde a la vez
un grupo de personas e instituciones -conscientes del papel que los programas
pioneros, las compañías que definieron el mercado y los grandes visionarios tuvieron
en el desarrollo de dicha industria- han iniciado el estudio formal de la
historia de los videojuegos.
El más inmediato reflejo de la popularidad que ha
alcanzado el mundo de los videojuegos en las sociedades contemporáneas lo
constituye una industria que da empleo a 120 000 personas y que genera
unos beneficios multimillonarios que se incrementan año tras año.
El impacto que supuso la aparición del mundo de los videojuegos significó una
revolución cuyas implicaciones sociales, psicológicas y culturales constituyen
el objeto de estudio de toda una nueva generación de investigadores sociales
que están abordando el nuevo fenómeno desde una perspectiva interdisciplinar,
haciendo uso de metodologías de investigación tan diversas como las específicas
de la antropología cultural, la inteligencia artificial, la teoría de la
comunicación, la economía o la estética, entre otras. Al igual que ocurriera
con el cine y la televisión, el videojuego ha logrado alcanzar en apenas medio
siglo de historia el estatus de medio artístico, y semejante logro no ha tenido
lugar sin una transformación y evolución constante del concepto mismo de
videojuego y de su aceptación. Nacido como un experimento en el ámbito
académico, logró establecerse como un producto de consumo de masas en tan sólo
diez años, ejerciendo un formidable impacto en las nuevas generaciones que
veían los videojuegos con un novedoso medio audiovisual que les permitiría
protagonizar en adelante sus propias historias.
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